martes, 14 de septiembre de 2010

CHAVIMOCHIC y el honor del pueblo liberteño (opinión)

Por Freddy Ortiz Regis

Hoy, 14 de setiembre, tuve la oportunidad de asistir a una reunión en la sede del gobierno regional de La Libertad. La agenda a tratar no era otra que definir cuál habría de ser la reacción de los liberteños frente a la posición del gobierno central de condicionar la culminación de la irrigación CHAVIMOCHIC a la subida de las tarifas del agua.

Siendo un poco más de las cuatro de la tarde autoridades regionales, empresarios agroexportadores, integrantes de la junta de usuarios, técnicos y asesores en general, dieron inicio, bajo la dirección del presidente regional, Víctor León Álvarez, a una histórica sesión en la que habría de sentarse los principios sobre los cuales se orientará la posición de los liberteños frente a lo que personalmente considero es una agresión al clamor legítimo de La Libertad de ver culminada una de sus obras más importantes del período republicano: la irrigación CHAVIMOCHIC.

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Las primeras intervenciones de la reunión fueron de carácter técnico. Las cifras propuestas por el gobierno central hicieron titubear a los asistentes que no se ponían de acuerdo en su composición, lo que determinó que el presidente regional propusiera la formación de una comisión técnica que, en un plazo razonable, emitiera una contrapropuesta consensuada de las nuevas tarifas del agua.

Como se sabe, la tercera etapa de la irrigación CHAVIMOCHIC es la incorporación de 30,859 has entre Santa y Moche y, en una segunda fase, el mejoramiento 50,047 has de Chicama e incorporación de 19,41 has entre Moche y Urricape. Las obras principales consisten en: i) Mejoramiento Bocatoma 412msnm, ii) Presa Palo Redondo (1ª Etapa 72m altura), iii) Sifón Invertido Virú Segunda Línea, y, iv) Obras y Acciones Complementarias (Automatización, Explotación Aguas Subterráneas, Remodelación Riego y Drenaje Virú, Extensión y Capacitación para mejoramiento Eficiencias de Riego en Valles Chao, Virú y Moche).

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Pero, volviendo a la reunión que es materia de este artículo, más allá de la composición de las nuevas tarifas del agua —que el gobierno central condiciona para hacer realidad esta tercera etapa de CHAVIMOCHIC—, quiero detenerme en las intervenciones de los agricultores, de los empresarios agroexportadores y del Ing. Alfredo Santa María Calderón[1].

Los agricultores sostienen que el Estado tiene una deuda con La Libertad; deuda que consiste en la culminación de CHAVIMOCHIC al 100%, que comprende Palo Rendondo. Y así fue como los agricultores apostaron para comprometerse en el sueño que representó esta obra de irrigación para el futuro y el destino de La Libertad. Los agricultores hicieron un llamado a la ciudadanía en general “a unirse y exigir que el gobierno central cumpla con este propósito de completar la obra en su totalidad”.

La intervención de los agroexportadores no fue menos dramática. Sostuvieron que la tercera etapa de CHAVIMOCHIC no es una nueva obra sino la continuación de la primera y segunda etapas, y por lo mismo, la continuación de un compromiso que el Estado asumió con La Libertad. Ellos remitieron a los contratos que se firmaron y en los que se establecieron tarifas del agua a largo plazo, que garantizaban estabilidad a veinte y hasta a treinta años. Por eso consideran que el incremento arbitrario de las tarifas del agua lo único que lograría sería desestabilizar todos los componentes macroecómicos de la economía de la zona quitándole viabilidad a la producción. El llamado de los agroexportadores es porque La Libertad se una a fin de evitar que se alteren las reglas de juego que han posibilitado que CHAVIMOCHIC genere el empleo y la riqueza que hasta ahora ha producido para La Libertad y para el Estado. Los agroexportadores finalizaron su intervención haciendo un llamado a las autoridades a no enfocarse solamente en la parte económica de la obra sino en cumplir con un compromiso histórico que asumieron con La Libertad. “En otros países el gobierno subsidia a su agricultura, en cambio, en La Libertad, el gobierno nos sube las tarifas del agua, dejándonos en el abandono en un mundo de competencia global, que, además, está sumido en una crisis económica, y en donde no es posible subir más el precio de nuestros productos. Cuando se hizo CHAVIMOCHIC ésta se concibió como una obra de promoción y desarrollo, es decir, una obra que iba más allá de sus costos e índices económicos por el efecto multiplicador en la economía y en la sociedad liberteñas”, sentenciaron.

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Finalmente, la intervención del Ing. Alfredo Santa María Calderón, puso las cartas sobre la mesa dotando de espíritu y sentido al clamor, de todos los asistentes, de culminar la tercera etapa de CHAVIMOCHIC sin romper las reglas de juego y sin quebrantar una deuda del Estado con La Libertad. “Señores —dijo— las tarifas que se cobra por el agua no son jamás para financiar una irrigación. Si ese fuese el criterio predominante, entonces ¡ninguna obra de irrigación sería posible!”. “Recuerdo —añadió— cómo en la época del gobierno militar el CAEM[2] publicó un estudio que concluía que una hectárea de irrigación en la costa costaba de 80 mil a 100 mil soles, mientras que en la alta selva solamente mil soles la hectárea. Con argumentos de ese tipo, ¿cómo se podía entonces defender la necesidad de realizar CHAVIMOCHIC? En esa época no se entendía —y como parece no entenderse ahora— que la economía moderna no se rige por criterios macroeconómicos tan limitados sino por el efecto multiplicador que una obra pública genera en todas las dimensiones económicas, laborales y sociales de su jurisdicción geopolítica. La agricultura es la actividad que mayor efecto multiplicador económico tiene en la sociedad, y basta con los productos que producen los agricultores para que se pague cualquier obra de irrigación. Las tierras no desaparecen; al contrario siempre aumentan su valor”.

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Alfredo Santa María, recordó que esa forma retrógrada de pensar fue la que encontró cuando se propuso electrificar Trujillo. “ ‘¡Cómo se le ocurre Ing. Santa María traer la electricidad de Chimbote a Trujillo!’ —me decían— argumentando que la población no estaba en condiciones de pagar una tarifa tan elevada de consumo energético. Felizmente este criterio no primó y la electricidad llegó a Trujillo convirtiéndola en un polo industrial del país (…)”.” Señores —continuó— las tarifas que se cobra por el agua no sirven para financiar la obra sino para cubrir su mantenimiento. En una economía con Tratado de Libre Comercio debemos estar en igualdad de condiciones todos los socios que comercializamos nuestros productos, pero los agricultores peruanos no estamos en igualdad de condiciones con los agricultores de los países que subsidian a su agricultura”.

Finalmente, Santa María, concluyó su intervención declarando que “todo Estado tiene soldados que se preparan para la guerra, pero los soldados que se preparan para luchar por la paz son los agricultores, y no sólo por la paz sino también por la democracia. Como todo soldado que se prepara para defender al país de un invasor enemigo, el Estado no se mide para proveerlo de lo mejor, de las mejores armas, de los mejores equipos, ¿o acaso el soldado tiene que pagar por el fusil o el tanque que utiliza?; del mismo modo debería suceder con los agricultores, que deben ser equipados con lo mejor porque sus enemigos son el hambre y la miseria“.

Fue una reunión muy aleccionadora. Sentí que se estaba debatiendo el futuro de La Libertad como potencia agrícola y agroindustrial. Percibí en todos el deseo de que se respeten los derechos del departamento que abrió el sendero de la libertad del yugo opresor español y fue el primero en anunciar su independencia. Ojalá que el gobierno cumpla con el compromiso inicial de terminar CHAVIMOCHIC al cien por ciento porque es una política de Estado, sin condicionamientos, sin resentimientos políticos, sin demagogia electorera.

[1] Alfredo Santa María Calderón es uno de los pioneros de la concepción, formulación y ejecución de la irrigación CHAVIMOCHIC. Con más de 90 años de edad ha dedicado gran parte de su vida a hacer realidad esta obra tanto en su accionar profesional como ingeniero agrónomo egresado de La Molina como en su vida política como ex senador de la república.

[2] Centro de Altos Estudios Militares.

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